Truco al fantasma



6 PM suena la alarma del celular de Eduardo, no recuerda haberla puesto pero tampoco le va a dar mucha importancia, no ahora después de lo que le pasó. Su empresa había decidido hacer un recorte presupuestal por los difíciles momentos que se viven en la actualidad, para Eduardo no era más que una excusa para echarlo ya que no vio a nadie más juntando sus cosas en una caja al final de la jornada laboral, sabía que no era el mejor trabajador ni una pieza invaluable del sistema pero no pensaba que iba a ser la primera (y en su cabeza la única) víctima de esta medida unilateral. Mientras esperaba al colectivo que lo llevaría desde Belgrano a su casa en Barracas pensaba en lo poco que le gustaba su vida y juraba que la cambiaría por cualquier otra.

3 AM suena otra vez una alarma que viene del celular de Eduardo, notaba un ambiente turbio y extraño en su departamento alquilado de Barracas, estaba seguro que había alguien más ahí pero sin embargo esto no lo aterraba. En cualquier otra noche se volvería a dormir pero en esta sabe que tiene que levantarse. Va para la cocina y es allí donde lo ve sentado como un familiar que viene de visita, un fantasma de piel pálida, huesudo, y con los agujeros de los ojos y de la boca pero sin estos, no estaba asustado es como si de alguna forma sabia que estaría allí, es difícil de ponerlo palabras pero es la sensación de que algo va a pasar sin tener la certeza.

El fantasma lo saludo cordialmente y le pidió perdón por haberlo despertado pero que le parecía más apropiado hacerlo así que aparecerse en la orilla de su cama. Eduardo sabía que no era un sueño pero no era propio de él está experiencia, siempre había sido escéptico y no creía ni en la astrología ni en el Tarot ni en las energías y mucho menos en fantasmas, está duda sobre lo sobrenatural se desvaneció, la presencia del fantasma era tan real como la ley de la gravedad bajo su punto de vista. Luego de un par de preguntas de pura curiosidad como el cuestionamiento sobre las sensaciones de ser un fantasma e inquietudes sobre la vida después de la muerte, llegó la pregunta que desde un principio sentía que tenía que hacer pero no se animaba “¿Que haces acá?”

El fantasma le explicó que venía a cumplir lo que pidió, que estaba acá para cambiar su vida por la de para cambiar su vida por la de Eduardo. Se le erizo la piel y empezó a balbucear y a tratar de cambiar la versión de los hechos diciendo que jamás pidió eso y que si lo hizo era solo un decir, a lo que el fantasma le explicó que no tenía opción y que tratara de disfrutarlo lo más posible, todo mientras se reía de forma burlona. Eduardo se estaba poniendo nervioso y recurrió a la violencia arrojándose sobre el fantasma a lo que este le dio un cachetazo, se puso a llorar desesperado diciendo que no quería perder lo que tenía.

Apiadándose de él y buscando cierto goce a partir de la extensión de la agonía de su víctima, el fantasma propuso que se jugaran la vida en el mundo real a partir de una partida de Truco, Eduardo sin muchas opciones aceptó y se fue a buscar sus cartas al cuarto, antes de volver trato de escaparse por la ventana, aunque vivía en un tercer piso pero no era posible abrirla y ni siquiera romperla. Se resignó y decidió ir a jugar la partida de su vida. Mientras mezclaba se preguntaba como podría mentirle a los ojos a alguien que no los tiene, como haría para descifrar las cartas del fantasma a partir de su cara si no tiene emociones.

Había sido un partido muy parejo, la mayor distancia había sido de 4 puntos después de que Eduardo ligue 32 de tanto luego de la píteme mezclada, Iban 29-28 a favor de Eduardo que había perdido la primera y ganado la segunda y tiro un 3 en la tercera “Truco” gritó el fantasma en un tono bastante alto para ser las 3:54, con su vida en riesgo y con algo de miedo propio de una partida de Truco pareja, Eduardo no quiso. El fantasma mostró sus cartas y lo que tenía era un 4 de copas ahora iba 29-29 y se terminaba todo.

Eduardo repartió y cuando vio sus cartas respiró aliviado y largo una carcajada pensando que se había terminado. “Envido” cantó el fantasma, “QUIERO 33” respondió el ser viviente mientras tiraba en mesa un 7 y un 6 de copa. “Te doy de mano” fue la respuesta que recibió y Eduardo se puso de rodillas a llorar mientras recordaba los momentos de su vida y todo lo que había dejado de lado, cuando levanto la mirada para ver al fantasma vio que este nunca había mostrado las cartas y las puso boca abajo en el mazo. “No las mostraste” gritó, y antes de que esas palabras salieran de su boca el fantasma ya no estaba. 6 AM suena la alarma del celular, hoy Eduardo tenía que recorrer la ciudad repartiendo su CV.

Comentarios

  1. Hola Simon, me tocó comentar tu blog y elegí este cuento que recuerdo leímos en clase.
    Me pareció super ameno y dinámico de leer, la explicación cronologica de los hechos hace que sea bien llevadero y hace que se sostenga la intriga hasta el final.
    Me gusta como se mezcla algo filosófico como la perdida de la vida con algo banal como un juego de cartas, pero con esa analogía de "perder la partida es como perder la vida".
    Tu cuento genera una linda reflexión respecto a que uno puede vivir quejandose de la vida que tiene sin valorarla y sin tener en cuenta que se puede perder de la noche a la mañana. Reflexionamos que deberíamos ser mas optimistas y que si no estamos conformes con nuestra vida, somos nosotros quienes tenemos el poder de cambiarlo.
    Es un gran recurso el dar el desenlace de la historia en el último renglón a modo de cerrar pero sin dejar al lector con la eterna duda, y aunque admito que como no se jugar al truco no lo entendí a la primera, se mezclan muy bien los temas y están bien desarrollados en la historia,.

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